EL
ESCAPARATE
Aquello era todo un canto a la
abundancia. Fiambres, quesos y todo tipo de chacinas aguardaban en un orden
perfecto a que el tendero tuviera a bien escogerla y laminara según el gusto
del cliente.
Yo, babeo imaginando que soy
una papila gustativa inmensa a las puertas de una opulenta cena de nochebuena,
anticipando los aromas, texturas y sabores de todas aquellas viandas.
Pero la luz ha empezado a
parpadear antes de apagarse. Es tarde. Me paso la manga por la comisura de la
boca y antes de echarme la manta sobre la cabeza, le doy el último mordisco al
mendrugo mientras acomodo mi sesera encima de los cartones, a los pies del escaparate.
Jesús Coronado
#cuentosdeNavidad
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